LA GENERACIÓN PERDIDA

Los mandatarios sudamericanos que llegaban a España en los años ochenta a visitar las instituciones de la recién inaugurada democracia recuerdan que veían desde el coche camino del Aeropuerto de Barajas una ciudad destartalada con bloques de ladrillo y cemento, vehículos de baja gama, edificios, tiendas y servicios de similar estampa y presencia a los que podrían encontrarse en Bucarest o en Atenas, muy lejos desde luego del posmodernismo que podían inspirar ya ciudades como Caracas o Buenos Aires ya por entonces. En un aula de primero de bachillerato cuarenta y tres chicos estamos matriculados en un centro que no dispone ni de laboratorio, ni de aula de música, o idioma, ni del más elemental espacio polideportivo. Una foto de nuestro vestuario o material hablaría por sí mismo. Las cifras de paro son ya entonces superiores al veinte por ciento.

Una generación después, dos según el criterio de los noventayochistas, la impresión que causa Madrid en los delegados de la conferencia iberoamericana de 2007 es bien distinta: Riqueza y Bienestar, las cifras del PIB disparadas, una máquina que engulle inmigración, Aznar  se pavonea junto a Bush en las Azores, o en las reuniones del G 12 presentando su candidatura al G 8. ¿En qué sois fuertes los españoles? Cars contesta Aznar. Efectivamente, España es uno de los principales productores de vehículos (de baja gama) que exporta a Europa. Se ha beneficiado de las inversiones extraordinarias del enorme capital privado que ha aterrizado en la gran fiesta, también del dinero de las instituciones europeas con el que se han renovado las infraestructuras, pero fundamentalmente de la fiebre urbanística que ha alicatado todo el litoral y que impulsada por la ley del suelo de Aznar ha generado un pulmón que bombea cemento y crea un enorme tinglado que parece no tener fin.

Marx señala que la repetición es el ser de la historia, Arrighi lo explicita bien cuando describe los ciclos de la historia que corresponden a la dinámica propia del capital: primera fase produzco mercancía, obtengo dinero y compro otra mercancía, M-D-M, segunda fase D-M-D´ donde el objetivo es reproducir capital importando una mercancía de otro productor o de otro país, tercera fase de pura especulación monetaria o rentista D-D´. El juego tiene este guión que se repite salvo que una mano visible y reguladora sea capaz de contenerlo o de compensar los cambios logrando retornos parciales. Dicho de otra manera hace falta una clase política que sepa controlar los excesos y prepare las siguientes partidas, es preciso que los agentes no lo sean de enriquecimiento rápido y de hacer saltar la banca, y sobre todo es preciso que todos los participantes cumplan las reglas. Los ciclos se repiten y la primera repetición es trágica, pero ella misma libera lo que encadena en una segunda que ya es cómica, burlesca, tragicómica.

Pinchada la burbuja monetaria el dos veces ministro Montoro afirmó que no había sido tan malo pues los españoles nos habíamos enriquecido y eso sólo es cierto en parte: algunos pocos poseen muchos pagarés, los demás tienen que hacer frente a esos pagos. La generación que vio crecer como de la nada un mundo feliz tiene que pagar ese decorado de cartón piedra durante el resto de su vida. Y mientras contempla la magnitud de la estafa ve como se derrumban paso a paso los pedacitos de la torre de babel que admiró el mundo. El bucle de la historia resetea de nuevo y todo vuelve a comenzar: todo lo deprisa que se levantó el coloso, así cae hecho pedazos. Hemos asistido a la arrighiana segunda fase de deslocalización con el estupor y descontento callejero que supuso el cierre de fábricas, el desmantelamiento de la economía productiva en los años ochenta; la crisis financiera de la primera década del siglo ha mostrado el canto del cisne de un ciclo que termina. Una vez digerida la carnaza o finalizado el sepelio, lo que será más tarde que pronto, se volverá a empezar la partida, el joker volverá a dar cartas, ausentes los superhombres de la ética que quizás pudieran poner coto al juego, dignificando la economía.

Por el camino de ese retorno sólo queda una generación hipotecada por los fastos que son ya ruinas vivas, huellas de nuestra temeridad nacida de nuestra avaricia desmedida, una naturaleza destruida por la generación que ha devorado más recursos en la historia, la cultura devenida de nuevo a su grado cero, la educación próximamente en niveles de aquellos años donde cuarenta y tantos nos hacinábamos en clases.

Este es el auténtico espíritu de la marca España, jugar a este juego una y otra vez sin gestores sino mercachifles, sin ciudadanos sino depredadores, sin políticos sino ladrones, sin empresarios sino destripaterrones: Más escuela y más despensa insistía Joaquín Costa hace más de un siglo. Feijoo clamaba contra la superstición de los pobres y la avaricia de los poderosos, Goya pintó los desastres de un tiempo que ojalá no se repita al pie de los trazos que maravillosamente pintó. Los españoles siempre han tenido una relación especial con su territorio, nunca hemos sido los ocupantes de un territorio justo pues por defecto o por exceso hemos vivido o divididos o exiliados, o bien hemos emigrado para trabajar, o bien nos hemos sentido extraños en nuestra propia casa, en ocasiones invadidos y literalmente desaforados, nuclearizados por el centro, o centrifugados. Esta lección que la historia nos repite a los españoles es la que debemos inculcar también a la generación hipotecada y perdida que tiene por delante que pagar la deuda contraída por culpa de los perdedores vendepatrias que esperan al acecho el momento de insert coin, una hipoteca brutal y masiva a la altura de nuestras propias marcas pretéritas y futuras: también nosotros quisimos conquistar el dorado.

Alberto Navarro. Profesor de Filosofía.

Acerca de auschwitznecesitareformas


3 respuesta a «LA GENERACIÓN PERDIDA»

  • rfdvcatedra

    no entiendo bien a que se refiere con ….Los españoles siempre han tenido una relación especial con su territorio, nunca hemos sido los ocupantes de un territorio …..?

  • Paco

    Magnífica visión, espléndidos símiles. Sólo una cosa: matizar esa especial relación de la gente, de las gentes, con el territorio; acertado eso de «hemos vivido o divididos o exiliados, o bien hemos emigrado para trabajar, o bien nos hemos sentido extraños en nuestra propia casa», y chocante que se intente convertir en cuestión de orgullo patrio lo de Repsol, una multinacional (¿una multinacional entiende de patrias?). Vaya, que sí, que la relación del español medio con el territorio es especial.
    Lost generation.

    • auschwitznecesitareformas

      Hay que preguntarse qué es eso de la patria. ¿La selección española ganando mundiales? Hay que repensar qué es España porque el panorama que nos ha quedado de ella es ruinoso. Es lo que intentaron hacer los de la generación del 98 ante la crisis que vivieron. El territorio ha sido una oportunidad de saqueo continuo. Ya está siendo además el centro de donde escaparse porque no ofrece alternativas. Me refiero a la emigración que está empezando a darse como fenómeno.

Deja un comentario